Daniel Pintó Casas

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Según el perro

Parábolas para todosSe dice que en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada.

Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir se topó con una puerta semiabierta; lentamente se adentro en el cuarto y para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había 1000 perritos más observándolo tan fijamente como él les observaba a ellos.

El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco, y los 1000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él.

Cuando salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo:

– ¡Qué lugar tan agradable!. ¡Voy a venir más seguido a visitarlo!.

Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró en el mismo cuarto. Pero, a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 del cuarto se sintió amenazado, ya que lo estaban mirando de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir, y obviamente vio como los 1000 perritos le ladraron también a él.

Cuando este perrito salió del cuarto pensó:

– ¡Que lugar tan horrible es este!. ¡Nunca mas volveré a entrar allí!.

En la fachada de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía:

«La casa de los 1000 espejos»…

Construimos nuestras crisis

Parábolas para crecerUn hombre vivía en la orilla de un camino y vendía perritos calientes. Él no tenía radio, ni televisión, ni leía los Periódicos, pero hacía y vendía buenos perritos calientes.
Él se preocupaba por la divulgación de su negocio y colocaba carteles de propaganda por el camino, ofrecía su producto en voz alta y el pueblo le compraba.

Las ventas fueron aumentando cada vez más, él compraba el mejor pan y las mejores salchichas. También fue necesario comprar un carrito mas grande, para atender a la creciente clientela y el negocio prosperaba.
Sus perritos calientes eran lo mejor de la región.

Venciendo su situación económica inicial, pudo pagar una buena educación a su hijo, quien fue creciendo y fue a estudiar Economía en la mejor Universidad del país. Finalmente, su hijo ya graduado con honores, volvió a casa y notó que su padre continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una seria conversación con él…

-¿Papá, no escuchas la radio? ¿no ves la televisión? ¿no lees los periódicos? Hay una gran crisis en el mundo!!! Y la situación de nuestro país es crítica!!!
… después de escuchar las consideraciones de su hijo, el padre pensó… bien, si mi hijo Economista, lee periódicos, ve televisión y está informado, entonces sólo puede tener la razón… y con miedo por la crisis, el viejo buscó el pan mas barato y comenzó a comprar las salchichas más baratas y para economizar dejó de hacer sus carteles de propaganda.

Abatido por la noticia de la crisis ya no ofrecía su producto en voz alta, ni atendía con entusiasmo a sus clientes.

Tomadas todas esas precauciones, las ventas comenzaron a caer y fueron cayendo y cayendo y llegaron a niveles insoportables y el negocio de perritos calientes del viejo que antes generaba recursos para que el hijo estudiara Economía, finalmente quebró.

Entonces el padre, muy triste, le dijo al hijo:
-Hijo, tenías razón, estamos en medio de una gran crisis
Y le comentó orgullosamente a sus amigos:
-Bendita la hora en que envié a mi hijo a estudiar Economía, él me avisó de la crisis…