Daniel Pintó Casas

Entradas etiquetadas como ‘sin embargo’

Un anillo muy especial

Hacia el Siglo XII el maestro Agbahar era reconocido por todos en Medina por su sabiduría.
A él concurrían muchos en busca de consejo y aliento.

Yuzzef hizo un largo viaje para llegar a la casa del Maestro y al llegar su turno le dijo:

– Maestro Agbahar, siento que la vida me da menos de lo que merezco… se que debería estar mejor, ser más feliz, poseer más riquezas y sin embargo mi vida es mediocre y en el fondo poco placentera…
– Bien, bien… -contestó el maestro- Mira… en estos momentos tengo un problema yo, así que te pido tu ayuda para resolverlo y luego podremos seguir con lo tuyo.
Parábolas que son joyasYuzzef se sintió sorprendido de que el maestro no tomase en cuenta su pregunta y le saliese con esta respuesta, pero no pudo menos que decir:
– Qué necesita maestro?

– Tengo que vender urgente este anillo por no menos de UNA moneda de oro… te pido que tomes tu caballo, vayas al mercado y lo vendas… pero NO ACEPTES MENOS de una moneda de oro!!
Dicho esto, tomó el anillo de su dedo y se lo entregó a Yuzzef quien, bastante molesto, para que negarlo, subió a su caballo y se dirigió al mercado a cumplir el encargo.
Una vez en el mercado Yuzzef ofreció a la gente que pasaba el anillo pidiendo el precio que el maestro le había indicado.
No consiguió más que burlas de la gente…
– Una moneda de oro por ese anillo !!!, Muchacho, tú sí que estás loco… te ofrezco tres de cobre y esta daga…
La mejor oferta que recibió la obtuvo de una dama de buen aspecto quién envió su criado para que ofreciese una moneda de plata.

Horas después y ya cuando el mercado empezaba a cerrar, Yuzzef agotado por el esfuerzo y totalmente decepcionado de tan ridículo encargo optó por regresar a la casa del Maestro.
En el viaje de regreso incluso pensó para sus adentros:
– Será realmente Agbahar tan buen maestro y sabio como se dice?… o sólo un viejo ñoño y ambicioso que pretende una moneda de oro por este pedazo de lata si valor?

Al llegar dijo, con cierto tono de molestia en su voz:
– Agbahar… me desgañité en el mercado ofreciendo este anillo a todos los que pasaron, pero lo máximo que obtuve fue la oferta de una moneda de plata…

– Aha ?… -dijo el maestro casi sin mirarlo a Yuzzef- …entonces hazme otro favor. Ve a la casa de Joyero Real que está frente a la Mezquita y dile a él que te indique el valor del anillo…pero NO SE LO VENDAS te ofrezca lo que te ofrezca…has entendido ?
Allí partió Yuzzef a cumplir el nuevo encargo, decepcionado y con la sensación de que el viejo lo tomaba como un sirviente y para peor, no había prestado aún ninguna atención a su consulta.
Al llegar al sitio indicado encontró al Joyero Real casi a punto de cerrar su negocio, con algunos ruegos consiguió que entrase nuevamente y analizase el anillo.

– Y cuánto cree que puede valer esto ? -preguntó Yuzzef convencido de antemano del escaso valor de la pretendida joya.
– Bueno… la verdad es que… yo diría… -titubeaba el Joyero Real mientras miraba el anillo desde todos sus ángulos- …digamos que podría llegar a valer unas setenta monedas de oro… pero bueno, dado tu apuro yo podría pagarte YA alrededor de cincuenta… cincuenta y tres máximo…

La mandíbula de Yuzzef cayó dando a su rostro una estúpida imagen e impidiéndole articular palabra alguna. Esto sin duda fue tomado por el Joyero como una hábil estrategia de regateo, ya que sin darle tiempo a recuperarse le dijo.
– Esta bien, está bien… veo que eres un duro negociante, pero no tengo forma de conseguir más de sesenta y dos monedas de oro en este instante…
Yuzzef sin poder articular palabra aún, logró recuperar el anillo de la mano del Joyero, que se resistía a soltar la joya, y regresó a la casa de Agbahar.

Al ver su rostro sorprendido Agbahar le dijo:
– Hola Yuzzef, que te ha dicho el Joyero ?
– Realmente no lo puedo creer… cotizó el anillo en 70 monedas de oro y llegó a ofrecerme 62 en ese mismo momento… quiere que regrese y se lo venda ?

– No, Yuzzef -contestó el viejo mientras volvía a colocarse el anillo en su dedo- conozco el valor del anillo y se trata de una joya más valiosa aún de lo que el pillo del Joyero te la cotizó… este anillo perteneció a Mustafá II el Supremo Sultán, aquí está su sello y cualquier Joyero puede reconocerlo al instante.

– Pero… no entiendo… y por qué nadie en el mercado llegó a ofrecer más que unas pocas monedas de cobre por él ?

– Porque, Yuzzef, para advertir el valor de ciertas cosas hay que ser un experto. La gente en el mercado a lo sumo podría advertir el brillo del oro o el tamaño de una piedra incrustada, pero ninguno de ellos reconocería el Sello Real en el anillo.

Luego de invitar a Yuzzef con un gesto de su mano a sentarse, Agbahar prosiguió:
– Lo mismo ocurre con tu vida… estás esperando que la gente te reconozca… o que el destino te favorezca y no adviertes que el verdadero valor lo da el «sello real» que todos tenemos dentro… regresa y saca provecho de tu vida NO por lo que los demás opinen o te den, sino por el verdadero valor de tu «sello real».

El peso más liviano

Una psicóloga en una sesión grupal levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la pregunta ¿Está medio lleno o medio vacío? Sin embargo, ella preguntó:

¿Cuánto pesa este vaso?Parábolas que te apoyan
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.
Pero la psicóloga respondió:

-El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del brazo no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve.

Las preocupaciones son como el vaso de agua. Si piensas en ellos un rato, no pasa nada. Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellos todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.
¡Acuérdate de soltar el vaso!

Pero el amor cubrirá todas las faltas

Parábolas que reconcilianHace ya un tiempo, un hombre castigó su pequeña niña de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado. El dinero era escaso en esos días, por lo que explotó en furia, cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de navidad.

Mas sin embargo, la niña le llevó el regalo a su padre la siguiente mañana y dijo:

-Esto es para ti, Papito.

Él se sintió avergonzado de su reacción de furia, pero éste volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía.

Le volvió a gritar diciendo:

-Qué no sabes que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haber algo adentro?

La pequeñita volteó hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo:

– Oh papito, no está vacía, yo soplé besos adentro de la caja, Todos para ti, papi.

El padre se sintió morir puso sus brazos alrededor de su niña y le suplicó que lo perdonara.

Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre que se sentía derrumbado, él tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su niña había puesto ahí.

En una forma muy sensible, cada uno de nosotros, humanos, hemos recibido un recipiente dorado, lleno de amor incondicional y besos de nuestros hijos, amigos, familia o de Dios. Nadie podría tener una propiedad o posesión más hermosa que esta.

Proverbios 10:12

El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas.

¡Sí cambió algo!

Parábolas que cambian algoUn amigo nuestro iba caminando al atardecer por una playa desértica.

Mientras caminaba, divisó a otro hombre a lo lejos. Al acercarse, notó que el lugareño se agachaba constantemente, recogía algo y lo arrojaba al agua.

Una y otra vez lanzaba cosas al océano.

Cuando nuestro amigo se acercó más todavía, vió que el hombre recogía estrellas de mar que se habían clavado en la playa y, una por vez, las iba devolviendo al agua.

Nuestro amigo se sintió confundido. Se acercó y dijo:

-Buenas noches, amigo.
Me pregunto qué está haciendo.

-Devuelvo estas estrellas de mar al océano. Ve, en este momento, la marea está baja y todas estas estrellas quedaron en la costa. Si no las echo nuevamente al mar, se mueren aquí por falta de oxígeno.

-Ya entiendo– respondió mi amigo –pero ha de haber miles de estrellas de mar en esta playa.
Es imposible agarrarlas a todas. Son demasiadas. Además, seguramente esto pasa en cientos de playas a lo largo de toda la costa. No se da cuenta que no cambia nada.

El lugareño sonrió, se agachó, levantó otra estrella de mar para arrojarla de nuevo al mar y respondió:

– ¡Para ésta estrella, sin embargo, sí cambió algo!

La mariposa

Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa para poder ver a la mariposa cuando saliera del capullo.

Un día vió que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por hacerlo más grande y poder salir.

El hombre vió que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el que pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento.

Parecía que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del agujero para hacerlo más grande y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo. Sin embargo, al salir la mariposa tenía un cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.

El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba.

Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas. Nunca pudo llegar a volar.

Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió, fué que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar.

La libertad y el volar solamente podían llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también le fué privada su salud.

Algunas veces las luchas son lo que necesitamos en la vida. Si la naturaleza nos permitiese progresar por nuestras vidas sin obstáculos, nos convertiría en invalidos. No podríamos crecer y ser tan fuertes como podríamos haberlo sido.

Parábolas para volarCuánta verdad hay en esto! Cuántas veces hemos querido tomar el camino corto para salir de dificultades, tomando esas tijeras y recortando el esfuerzo para poder ser libres.

Necesitamos recordar que nunca recibimos más de lo que podemos soportar y que a través de nuestros esfuerzos y caídas, somos fortalecidos así como el oro es refinado con el fuego.

Nunca permitamos que las cosas que no podemos tener, o que no tenemos, o que no debamos tener, interrumpan nuestro gozo de las cosas que tenemos y podemos tener. Nunca pensemos ni nos enfoquemos en lo que no tenemos, disfrutemos cada instante de cada día por lo que tenemos y nos ha sido dado!!!

Repartir

En esta ocasión, para inaugurar la sección lógica, explicaré mi visión lógica del concepto repartir. Para ello me bastaría con expresar mi profundo rechazo al término acaparar («acá parar?» = no lo necesito, por ello quedármelo es quitárselo a alguien) y mi comprensión del término propiedad («pro piedad» = necesito esto, no me lo quiten).

Pero voy a ir un poco más allá para que no quede duda alguna de cuál es mi posición ante la lógica del reparto.

Repartir con igualdad, justicia

=

Igualdad y justicia

Un cálculo estimado sobre cuanto dinero han evadido las corporaciones en España oscila entre los 170.000 y 200.000 millones de euros.

170.000.000.000 € en puro beneficio que se ha evadido, que ha ido directamente a los bolsillos de acaparadores… tenemos muy pocos inspectores/investigadores y además se les ponen todas las trabas, pero si repartiésemos la tarea de supervisión entre la población y todos los trabajadores pudieran ver todos los documentos… esto no pasaría jamás, pues engañar a los trabajadores que generan ese capital sería imposible. Imposible.

Una reflexión parabólica en 39 caracteres.

Sólo el fútbol profesional, crea 85.000 empleos directos e indirectos y aporta 9.000 millones de euros a la economía Española por temporada, sólo la quiniela supone 500 millones de euros al año, unos 13 millones de euros por jornada.

Veamos qué pasa al dividir el aporte económico entre los empleos que lo generan.

9.000.000.000 / 85.000 = 105.882 € por temporada cada empleado.

Es evidente que sólo los altos cargos y futbolistas son los que disfrutan de sueldos astronómicos, acaparan, a expensas del resto de trabajadores que hacen posible ese negocio… pero, necesitan tantos recursos esas personas? si gastarte 1.000€ (o más) a la semana en prostitución es una necesidad, o vivir en un palacio con criados, o tener varios coches de alta gama, o gastar en una botella de licor hasta 2.000€ porque estás en un local de lujo, o viajar por el mundo en primera clase, etc… si una sola de estas cosas pudiera ser considerada una necesidad… con muchísimo menos dinero la tendrían, pero no sólo no son necesidades, sino que además todos aspiran a todas ellas a la vez y aun así les sobra el dinero para mantener una familia a todo trapo.

Yo me cago en la lógica de la gente que acapara.

Dice un amigo que se merecen ese dineral porque lo generan, entonces yo le respondo después de haber meditado, que si lo merecen porque lo generan, también merecen el odio que generan. Y sus consecuencias, como es lógico.

Yo sin embargo no creo en un sistema que propicie el odio, la desproporción y la injusticia, sino todo lo contrario.