Daniel Pintó Casas

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Pero el amor cubrirá todas las faltas

Parábolas que reconcilianHace ya un tiempo, un hombre castigó su pequeña niña de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de envoltura dorado. El dinero era escaso en esos días, por lo que explotó en furia, cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de navidad.

Mas sin embargo, la niña le llevó el regalo a su padre la siguiente mañana y dijo:

-Esto es para ti, Papito.

Él se sintió avergonzado de su reacción de furia, pero éste volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía.

Le volvió a gritar diciendo:

-Qué no sabes que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haber algo adentro?

La pequeñita volteó hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo:

– Oh papito, no está vacía, yo soplé besos adentro de la caja, Todos para ti, papi.

El padre se sintió morir puso sus brazos alrededor de su niña y le suplicó que lo perdonara.

Se ha dicho que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre que se sentía derrumbado, él tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su niña había puesto ahí.

En una forma muy sensible, cada uno de nosotros, humanos, hemos recibido un recipiente dorado, lleno de amor incondicional y besos de nuestros hijos, amigos, familia o de Dios. Nadie podría tener una propiedad o posesión más hermosa que esta.

Proverbios 10:12

El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas.

Enterrando al caballo

Parábolas para cabalgarUn campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda.

Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí.

El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente y revisó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó, entonces, la difícil decisión: Determinó que el capataz sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo. Y así se hizo. Los empleados, comandados por el capataz, comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo con la intención de cubrir al caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el animal, este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente, consiguió salir!

Si estás «allá abajo», sintiéndote poco valorado, y los otros lanzan sobre ti la tierra de la incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda al caballo de esta historia.

No aceptes la tierra que tiraron sobre ti, sacúdela y sirvete de ella. No esperes que los demás te proporcionen soluciones que no se pueden permitir, aprovecha las soluciones que llevan a la práctica con sus propios medios.

El elefante encadenado

Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de ellos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe, era también el animal preferido de otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un tamaño, un peso y una fuerza descomunales… Pero después de la actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y aunque la madera era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.Parábolas para liberarse

El misterio sigue pareciéndome evidente.
¿Qué lo sujeta entonces?.
¿Por qué no huye?.
Cuando era niño, todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces por el misterio del elefante… Alguno de ellos me explicó que el elefante no huía porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: «Si está amaestrado, ¿porqué lo encadenan?«.
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca…
Hace algunos años, descubrí que, la técnica que se utiliza es la siguiente:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sufrió tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día… y al otro…así hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa, porque, pobre, cree que no puede.

Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.

Todos somos, en cierto modo, como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.

Vivimos pensando que «no podemos» hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo lo intentamos y no lo conseguimos.
Hicimos entonces lo mismo que el elefante y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo,no puedo y nunca podré.

Hemos crecido llevando este mensaje que nos impusimos a nosotros mismos, que nos impusieron con un objetivo determinado, y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.

Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos: «No puedo y nunca podré».

Ésto es lo que te pasa, vives condicionado por el recuerdo de una persona que ya no existe en tí, que no pudo.

Tu única manera de saber si puedes es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón… ¡¡¡Todo tu ánimo!!!.